martes, 24 de noviembre de 2009

PERSPECTIVAS NO BINARIAS

Qué es el binarismo y por qué es un error. El binarismo en
nuestro sistema legal. Un millón de afectados por el sistema legal
binarista en España. Las excepciones no confirman la regla, obligan a
transformarla. La crítica científica del binarismo. El feminismo no-
binarista. La transexualidad no-binarista. Una persona, un género;
pero agrupación de las afinidades. Conjuntos difusos de sexo/
sexualidad/género. La práctica queer. La práctica histórica amerindia.
La práctica de las tribus urbanas. La formación de una masa crítica.

En el momento en que escribo estas líneas, estoy participando en uno
de los primeros grupos interesados por el no-binarismo, en el que nos
reunimos en Granada personas transexuales y variantes de género y
feministas, con vistas a proponer este punto de vista como uno de los
temas estrella de las próximas Jornadas Estatales Feministas.

El binarismo es la suposición de que existen sólo dos sexos. Hay que
comprender que es un gran error. No es verdad que haya sólo dos
sexos, aunque nos lo parezca, porque estamos acostumbrados a pensar
así. Por ejemplo, no existen sólo personas XX y XY, también viven
personas X0, XXY, etcétera, una variedad sorprendente de sexos
cromosómicos. Si tenemos en cuenta que el sexo se estructura en varios
planos –genético, cromosómico, endocrino, etc- la realidad es que no
vivimos en un sistema de dos bien definidos, sino en un sistema de
múltiples realidades.

Por tanto, las poblaciones humanas no pueden ser descritas
científicamente en términos binaristas. Hay distintas variantes
sexuales, algunas de ellas intersexuales (entre los dos más numerosos)
y otras simples variantes (X0 no está entre XX y XY)

Más bien hay que observar que el binarismo es una ideología,
entendiendo por tal una construcción que no sea completamente
racional, que no corresponde a la realidad.

Pero el binarismo ha constituido hasta ahora la cultura sexual de
Occidente, inspirando hasta nuestro sistema legal, que divide a todos
los ciudadanos, a todos, en hombres y mujeres, de manera que hasta los
antes llamados hermafroditas tienen que ser asignados, por voluntad
propia o ajena, en una de esas dos categorías. Ligas deportivas,
hospitales, cárceles, aseos, están divididos en dos, y nada más que en
dos, produciendo desajustes que afectan, como mínimo, a un dos por
ciento de la población (casi un millón de personas en el pueblo
español, lo que obliga democráticamente a una reevaluación)

Al empapar nuestra cultura, nos hemos quedado ciegos a las realidades
no binarias, sin poder entenderlas más que como excepciones que
confirman la regla –frase usual completamente anticientífica; las
excepciones anulan las pretendidas reglas- o como errores de la
naturaleza, lo que supone que sabemos mejor que la propia naturaleza
cuál es su funcionamiento- o patologías que hace falta curar o vicios
que hay que erradicar –lo que es sólo una versión más sofisticada de
los errores binaristas.

También es cierto que la cultura de Occidente incluye también la
crítica científica, que somete continuamente a revisión los
planteamientos vigentes, plantea así la crítica del binarismo y
descubre que la realidad del sistema sexo/sexualidad/género no es
binaria.

Este descubrimiento es muy reciente. Afecta profundamente a
ideologías renovadoras, que han nacido sin embargo en una cultura
binarista y ahora deben desprenderse y liberarse de sus adherencias.

Afecta en primer lugar al feminismo, que se creó cuando sólo se podían
concebir dos sexos y por tanto una sola relación de opresión entre el
hombre y la mujer. Ahora, al reconocer la multiplicidad de sexos,
sexualidades y géneros, se pueden reconocer también varias formas de
opresión, por ejemplo la del hombre heterosexual sobre el hombre
homosexual o la negación a una existencia variante de género para
quienes somos variantes de sexo..

El feminismo, cuando integre el no-binarismo, se entenderá mejor a si
mismo no como una controversia mujer-hombre, sino como una lucha
contra toda opresión de género. No feminismo contra masculinismo,
como suelen decir sus contrarios, sino feminismo contra sexismo.

También el no-binarismo afecta a la transexualidad, que hasta ahora ha
sido concebida como el tránsito de una de las dos realidades sexuales
reconocidas a la otra. Si no se es hombre, se será mujer; y si no se
es mujer, se será hombre. Ahora que el no-binarismo descubte la
realidad de múltiples variantes sexuales y múltiples identidades
posibles, se ensanchan las formas de expresión personal.

Cuando la transexualidad integre el no-binarismo, se entenderá también
a sí misma no sólo como una transición entre dos sexos o dos géneros,
sino como la transición entre un sexo, sexualidad o género asignado y
otra de las múltiples realidades de sexo, sexualidad o género.

Como ésta es la realidad, debemos pensar en ella y crear en particular
las formas de género que la expresen.

El género se convierte por tanto en la expresión cultural de las
diferencias de sexo y sexualidad.. No hay dos géneros, masculino y
femenino, sino una multitud, tendente a infinito y al principio de
“una persona, un género”.

Sin embargo, existe una tendencia intelectual a agrupar las
afinidades, con lo que se simplifica esa inmensa variedad y su
comprensión y manejo en la práctica, tanto por parte de los afines
como por los que están fuera de esa afinidad.

En nuestro grupo de Granada estamos llamando conjuntos difusos a las
afinidades e identidades, entendidas éstas como los conceptos con que
se entienden las afinidades. Conjuntos difusos es un concepto lógico
y matemático, creado por Lotfi A. Zadeh, azerbaiyano, en 1965, que
sigue una lógica del “más o menos” en vez de la del “sí o no”, pero
que permite operar con ella y formalizar el lenguaje de la realidad no-
binaria, que corresponde a la llegada a la madurez de cualquier
ciencia.

(La lógica del sí o no se aplica en cambio perfectamente a realidades
binarias, como las de la informática)

Llegados a este punto, ¿podemos imaginar las formas de expresión
transexual no-binaristas?

Podemos imaginarlas y verlas. Están ya en la práctica, porque a veces,
la práctica, movida por intuiciones, puede preceder a la teoría
conceptual. Es la práctica queer, más amplia y todavía más flexible
que la Teoría Queer, en la que la aceptación de la identidad de “raro”
permite una explosión de “rarezas” de género. No hace falta definirse
como hombre ni como mujer, binaristamente, ni siquiera (teoría) como
persona distinta de las “straight” o convencionales (toda identidad
supone una contraidentidad por lo menos, pero también puede
enfrentarse a muchas identidades)

También es la práctica de las culturas amerindias, que hoy resultan
muy potentes en este campo como en otros. En ellas está generalizada
la admisión de que hay hombres, mujeres y otros, definiéndose la
alteridad en términos más o menos distintos en cada cultura, pero
siempre con total respeto. Un/una muxe de Zapotecas, por ejemplo, no
es ni un hombre ni una mujer ni un homosexual ni un heterosexual: es
muxe, y debe ser respetado o respetada como muxe, lo mismo que otras
personas son respetadas como hombres o como mujeres. Otras culturas,
como la polinesia, practican conceptos semejantes.

Por eso es tan interesante la actual alianza entre el movimiento trans
y el movimiento indígena en pueblos como el Ecuador. Es,
sencillamente, el futuro.

En nuestra cultura no-binarista sería concebible que algunas personas
trans prefieran asimilarse en las formas de género femeninas o
masculinas, a las que correspondería su identidad/afinidad, pero a la
vez sería concebible que otras adopten formas distintas, entendiéndose
por ejemplo como varones ambiguos o como viragos o cualquier otra
identidad que pueda expresarse con la creatividad con que hoy se
expresan las tribus urbanas. Se trata sólo de llegar a la edad adulta
estilizando la identidad de género como hoy lo hacen desde los pijos a
los góticos, y eso será posible en la medida en que se alcancen masas
críticas, concepto numérico que hace alusión a un cambio cuantitativo
que llega a producir cambios cualitativos, es decir, suficientes
adultos como para ganar el respeto social y ocupar todas las formas de
vida, incluso las profesionales, con una expresión renovada. Ni que
decir tiene que esto se convierte en una llamada para que quienes
podamos, vayamos ocupando espacios y preparando la conformación de esa
masa crítica.

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