martes, 22 de diciembre de 2009

NORMAL (CUENTO DE NAVIDAD)


Nota. No tengo ni idea de cómo funciona actualmente un observatorio astronómico. Pero podría ser algo así.

El Oficial de Vigilancia de la Torre del Observatorio está leyendo unos papeles que me dejé olvidados encima de la mesa. Son una especie de carta dirigida a una amiga.

Está cómodo, sentado en el único sillón de piel negra del despacho común. Su barba apretada, castaña, hace un juego clásico con el uniforme azul oscuro que lleva.

Por encima del observatorio está la noche negra, enorme, frígida.

Solitaria. En cien o doscientos kilómetros a la redonda. El Observatorio está en lo alto de una montaña, entre un mar de montañas, cubiertas de nieve que puede llegar a tener cinco metros o diez de profundidad, a la que se llega por una única pista señalizada de cincuenta kilómetros, que sólo puede ser recorrida por todoterrenos en verano y por vehículos polares en invierno, como ahora.

Él está solo, durante nuestras vacaciones. Yo me fui tan deprisa, con el ansia de bajar, que se me olvidó la carta después de escribirla.

Él ha empezado a leerla como parte de su trabajo, por ver de qué trataban esos folios, y ha seguido, dándose a sí mismo permiso por una vez, y sabiendo por qué se lo da, al ver que eran míos.



Los papeles ponen lo que sigue:

“Dices que quieres ser normal, y esta palabra se me queda en la cabeza y el corazón y me da vueltas y vueltas.

Dices que los conservadores ven tres clases de personas, los hombres, las mujeres y los raros, y que tú eres conservadora, porque no quieres ser rara, quieres ser normal.

Siento que hay dolor en esta frase, porque tú eres trans, y quieres ser normal.

Lo comprendo de corazón. Querer ser normal quiere decir llevar una vida personal, sin que te miren, se hagan preguntas, te cansen con sus requisitos.

Quiere decir ir por la calle pensando enteramente en otras cosas, sin necesidad de mirar miradas y analizarlas, viéndolas en general como críticas y hasta hostiles.

Significa el placer del anonimato, la vida corriente por fuera y por eso más libre por dentro.

Lo entiendo, no hace falta ir muy lejos, analizando todo eso, es ser normal en cuestión de género, ser vista y aceptada como cualquiera otra, tener amigas que te vean como mujer, amigos que te vean como mujer, que no se hagan más preguntas sobre ti que las normales.

Se puede decir que todo el mundo entiende lo que es ser normal en este aspecto, no es preciso repensar con cuarenta análisis, rebuscar en cien interpretaciones. Sería agradable.

En general, esta normalidad en la calle es posible para quienes “pasan”. Para quienes “no pasamos” es imposible hasta imaginárnosla. Tenemos que resignarnos a ser “raros”.

Tienes derecho a querer eso. No es heroico, pero tienes derecho a no querer vivir heroicamente. Menos para algunas personas, que les gustan los conflictos, los verdaderos momentos de heroísmo necesario no se buscan, sino que llegan solos. Y mejor que no lleguen.

No te puedo decir que no. Tanto más cuanto que no eres tonta y no pretendes la normalidad total y absoluta, sino la que sirva en la práctica. Sabes que, por ejemplo, no intentas que tus amigos te consideren como “normal”, “no rara”, porque tendrán que saber que eres trans; no pretendes llegar al punto de ocultarles tu historia, porque entonces tendrías que borrar rastros aquí y allá y eso en la práctica es una pejiguera.

Tampoco en el trabajo. Con espíritu práctico, sabes que no te importa que te consideren “rara” donde te conozcan y te respeten. Cuanto más te conozcan, más te respetarán, y más normal les parecerás, porque serán tus amigos y compañeros.

Donde quieres ser normal es en la calle y entre desconocidos, incluso clientes o usuarios del trabajo que tengas. Me ves, y no quieres ser como yo. Te agobia ver las miradas que me dirigen y que yo no veo porque no quiero verlas y especialmente, comprender que por la calle soy una feria con público, un espectáculo. No te preocupes. Yo lo sé y me agobia a veces. Me cansa, el día a dia. Incluso me aliviaba ir a Chueca, porque me decía que allí todo era posible, hasta el día en que en Chueca, dos gays, en dos momentos sucesivos, uno le dijo a otro “Mira qué maricona” y otro salió de un bar para verme mejor y reírse de mí. Yo quisiera ser normal y no rara; sería más descansado. Me he puesto pantalones (de mujer) hace unas semanas. Parezco un tío. Es más descansado.”

El Oficial de Vigilancia para un momento la lectura, porque ha mirado el reloj y tiene que ir a dar una de las vueltas reglamentarias. Las cumple, cumple todo el reglamento estrictamente, como si hubiera alguien inspeccionándolo, para mantener su espíritu despierto durante los siete días y noches que va a pasar solo en Huehuey.

Se tiene que poner el chaquetón con forro polar encima del uniforme en cuanto sale del espacio protegido del despacho, y aun entonces el frío le atraviesa. Recorre los pasillos desiertos iluminados. Sube por las escaleras. Pasa por la gran sala de observación óptica, donde la gran raja de la cúpula está abierta a la noche y oye los chasquidos y los susurros de la gran maquinaria que se mueve automáticamente mientras el telescopio de no sé cuántos metros de diámetro registra en ordenador los datos que va obteniendo.

Las galaxias, las nubes de gas luminosas, los púlsares, los quásares, lo fundamental de la existencia.

Mientras pasa por la enorme sala y ve que todo está normal, el frío le atraviesa, pese al forro polar, pese a todo lo que lleva encima. Se ha puesto la capucha, como es natural, Sobre su bigote, el aliento de la nariz empieza a formar escarcha, y bajo la boca también. Mira la pantalla del termómetro en la pared: treinta y dos grados bajo cero.

Cuando se escabulle tras la puerta, de nuevo al pasillo, que estará sólo a diez bajo cero, piensa en lo que yo le dije una vez, que aun con mi experiencia y mi rutina como astrónoma, no puedo evitar el miedo de encontrarme alguna vez, entrando por la raja de la cúpula, a alguien que nos quiera invadir, terrestre o extraterrestre. Y que, cuando me he quedado sola, durante unas pocas horas, lo que ha estado a punto de invadirme ha sido un pánico insoportable, que por poco me ha obligado a quedarme encerrada en un rincón del despacho, mirando con ansiedad la puerta, permanentemente cerrada. El miedo ha sido siempre uno de los componentes más fuertes de mi personalidad, unido a la imaginación, y no he sabido controlarlo.

Él se ríe, pero se ríe de verdad. Sabe que puede aguantar siete días solo porque puede dominar racionalmente sus emociones. Prefiere analizar todo lo que imagina. El Observatorio está abierto sin duda, pero es a la soledad de la noche y del frío de la alta montaña. Si pasara algo, sería por una de esas catástrofes extraordinarias que nos pueden afectar a todos. No vale la pena preocuparse, más allá de lo racional: que haya una persona de guardia durante las vacaciones del personal investigador, por si ocurriera cualquier incidencia técnica, un cortocircuito o quién sabe qué.

Él ha hablado conmigo muchas veces, de muchas cosas, durante las horas en que hemos coincidido, él llegando y yo yéndome, tomándonos un par de cafés ardiendo de la máquina. Él me aprecia y aun me tiene afecto. Sabe que puede hablar conmigo de cualquier cosa. Me ve como muy alta, en efecto, con un vozarrón, que muchas veces soy más bien un tío, como yo misma digo, pero que otras veces parezco una tía (carnal, una hermana de tu padre o de tu madre), alguien cariñoso, quizá tierno. Le parece que no soy hombre ni mujer, y por eso mismo me aprecia.

Cuando llega de nuevo al despacho, se pone un café caliente de la máquina, como para tomarlo conmigo y sigue leyendo los papeles:

“El ser rara nos ha caído encima a algunas, contra nuestra voluntad. Yo soy rara, lo sé, lo más normal que he conseguido pasar es por una guiri altísima, quizá una baloncestista, me gusta imaginárnelo, o algo así, es decir, que soy rara. Eso, lo más normal. Lo corriente, pues que soy un pedazo de trans, que quien me quiere se alegra cuando me ve, y quien no me conoce mira con pasmo. Es que son 1’87, un vozarrón y zapatos del 45. Es que no paso.

Sin embargo, sé que hay otras personas raras contra su voluntad. Obesas mórbidas, por ejemplo. O personas muy feas, que las hay mogollón. O minusválidas, quizá obligadas a estar retorcidas en una silla de ruedas. Todas, por dentro, como todos. Personas. Con sueños. No hemos querido ser raras, quizá es lo primero que todos deberían entender. Aprender a distinguir en lo que hay por dentro, que seguramente es muy normal, y lo que hay por fuera, más espectacular.

Los amigos, parientes, los que quieren a los raros, lo saben esto muy bien. A lo mejor es suficiente. A lo mejor nos quieren incluso un poco más, por ser raros. O un poco menos, quién sabe. O a lo mejor, muchísimo.

Luego hay personas “un poco raras” o “casi normales”, que pasan por la calle con menos expectación y más normalmente. A lo mejor tú eres una de ellas y con eso puedes contar.

Todo esto, en la práctica, es fundamental para ir tirando. La vida pocas veces es un jardín (y aun entonces, siempre acaba mal) , la mayor parte de las veces es un más o menos, un poco de esto y un poco de lo otro, mucho bueno y mucho malo. En resumen: un desafío del que tenemos que salir lo mejor que podamos.

Te impresiona que los conservadores piensen que las personas se dividen en normales y raras, como lo bueno y lo malo. Que no te impresione. Eso es un error de los conservadores.

A mí, el ser rara me ha servido de mucho. Me ha dado un sitio en la vida. Amigos y amigas que si no, no tendría. Conversaciones a veces de noche enteras. Experiencias únicas. Reflexiones: entender mejor mi vida, ser más lista para entenderla, precisamente porque mi vida es rara, porque me ha obligado a pensar.

Que sí, que entiendo que quieras ser normal, que ojalá lo hubiera sido yo, y tuviera ahora hijos, un cargazo (porque no habría tirado mi trabajo un par de veces, como hice), hasta sería famosilla como dibujante, porque dibujaba bien. En fin, una vida. Pero si lo pienso, he tenido otras cosas.

Por favor: no te agobies. Sé todo lo normal que puedas, te alabo el gusto. Pero échale con gusto un poco de la pimienta de la rareza al plato. Bueno, sé que la pimienta a veces te quema la boca. Pero hay la comida y hay el condimento, y las dos cosas valen.”

Termina de leer. Sabe que soy una tía tranquila y que en realidad disfruto de la vida, a mi manera. Lo mismo que él y hasta un punto que me asombraría si lo supiera. Él ganó la oposición para el cargo de Vigilante después de cambiar su documentación, por lo que ha preferido no decírselo a nadie. No se ha operado de reasignación genital. Tiene su novia abajo, en el mundo de la ciudad, el normal. Lejos de las galaxias, pero dentro de una de ellas. Va a hablar conmigo, contándomelo, en cuanto yo vuelva de vacaciones. Sabe que me voy a quedar alucinando y se divierte, imaginándoselo.

Kim Perez

miércoles, 25 de noviembre de 2009

1º de diciembre

Teatro de Operaciones



Cómo decir
Teatro de Operaciones
1. Por favor, no hables ni escribas sobre nosotr*s sin siquiera saber quiénes somos.
2. Si piensas comenzar a investigar sobre cuestiones trans y/o intersex por
favor recuerda que no se trata, en ninguno de los dos casos, de territorios
vírgenes e innominados, a la espera de ser descubiertos, roturados y
colonizados. Así como harías frente a un continente desconocido, aprende a
reconocer a quienes vivíamos en ese lugar antes de tu llegada y reconoce
también que no estábamos esperándote para empezar a existir. Resiste la
tentación de “explicarnos” qué somos –quizás ofendas a algun*s y
seguramente harás el ridículo ante much*s.
3. Si decides “ilustrar” una presentación oral o escrita con fotografías de
personas trans o intersex, ten en claro el objetivo y la modalidad de esa
ilustración. No asumas nuestro exotismo –aunque no lo creas, mucha gente
sabe de nuestra existencia, incluyendo nuestra existencia desnuda, y no
precisa imágenes para “comprendernos”. Si las incluyes en tu presentación,
procura visibilizar, al mismo tiempo, los rasgos simbólicos y materiales de
esa inclusión. ¿Es necesaria porque tu audiencia nunca vio a un* de
nosotr*s? Y ese dato ¿qué significa? ¿No hay acaso ninguna persona trans
e intersex entre tu público? ¿Por qué? Más aún ¿Qué es lo que se espera
“comprender” a través de observar fotografías de nuestros cuerpos?
Recuerda que el modo de exposición no solo enseña acerca del cuerpo, sino
también acerca del status ético de quien es mostrado. Evita, por favor,
exhibirnos en un frasco. O en una jaula.
4. Recuerda que tanto trans como intersex son términos que incluyen
experiencias subjetivas muy diversas. No las reduzcas a narrativas
estereotipadas, ni utilices esos estereotipos narrativos como parámetros de
autenticidad (“si no dice que es una mujer atrapada en el cuerpo de un
hombre, no es trans”; “si no dice que tiene dos sexos, no es intersex”). No
intentes introducir una taxonomía que desconozca esa diversidad. No
somos una especie humana diferente, y ningun* de nosotr*s encarna todos
los modos de ser trans o intersex.. Existe tanta diversidad en nuestro mundo
como en el tuyo… ¿o será el mismo?
5. Recuerda en todo momento que tanto las experiencias trans como las
intersex son vividas, en efecto, por personas de sangre roja, no de tinta. No
uses tu bibliografía para confrontar y evaluar la vida de la gente que tienes
adelante. Ninguna persona trans o intersex vive, ni debe vivir, de acuerdo a
lo que dice nadie. Déjate interpelar, confundir y contaminar por aquello
que, en el encuentro con l*s otr*s, cuestiona, desmiente o subvierte lo que has aprendido.
6. No des por asumido que a las personas trans o intersex no les interesa
intervenir en los espacios de los que participas –especialmente si esos
espacios están dedicados a discutir o a trabajar sobre cuestiones trans o
intersex. Pregúntate, más bien, por las condiciones de accesibilidad de esos
mismos espacios –el modo en el que se habla ¿les da la bienvenida? ¿y qué
hay de la distribución generizada de los baños?
7. Adopta la misma actitud crítica con la que trabajas sobre otros temas
para trabajar cuestiones trans e intersex.Personas muy sofisticadas al hablar
de género y sexualidad, capaces de deconstruir sus marcos normativos, se
vuelven extraordinariamente simplistas al hablar de temas trans e intersex,
y repiten de manera acrítica los términos fijados por el mismo paradigma
biomédico que destrozarían en otras circunstancias. Si rechazas lo que la
biomedicina y el derecho han venido diciendo de las mujeres y la
homosexualidad, ¿por qué creer a pie juntillas lo que dicen sobre
cuestiones trans e intersex? Si apelas al paradigma biomédico, investiga
qué es lo que se ha escrito en los últimos años. Y, sobre todo, presta
atención a lo que las propias comunidades trans e intersex han producido al respecto.
8. No des por asumido que al escribir “GLTBI” cada parte de la sigla es
intercambiable. Por supuesto, cualquier activista de derechos humanos
puede hablar de cuestiones trans e intersex, pero si jamás hay personas
trans e intersex hablando del tema… hay ciertamente un problema.
9. No asumas que nuestro lugar es el testimonio, y que ese testimonio debe,
además, ser expresado en términos tradicionales para ser “adecuado”. Si no
puedes imaginarte a personas trans e intersex como expert*s en temas trans
e intersex, en climatología o en astrofísica, en bioética o en feminismo,
entonces abre los ojos –porque ahí estamos. No reduzcas toda producción
trans e intersex a una expresión testimonial o de denuncia. Si vas a
comentar nuestros textos no caigas en la tentación de enfocarte en el cuerpo
o la identidad de quien describe. No asumas nuestra falta de
profesionalidad. Y no asumas tampoco que es necesario ser profesional
para intervenir en un debate.
10. Ten extremo cuidado con las generalizaciones. Si no estas segur*
acerca de la corrección de lo que vas a decir, prueba reemplazando “trans”
por “judío”, “negro” o “mujer”. Si tu afirmación o tu pregunta suenan
antisemitas, racistas o misóginas, entonces seguramente también serán transfóbicas11. Si vas a participar en un debate público con una observación sobre
alguna cuestión trans o intersex hazlo a través de intervenciones claras y
bien fundamentadas. Si hablarás de intersexualidad, no la asocies
inmediatamente a personas “con dos sexos” o que “no se sabe qué son”. Al
hablar de personas trans, no incurras en simplificaciones tales como
“hombres que quieren ser mujeres” o “mujeres que quieren ser hombres”.
Recuerda que tras esas intervenciones, que confunden degradan más de lo
que explican, somos nosotr*s los que debemos reparar el daño, muchas
veces sin contar con los privilegios de quienes los causan. Si no sabes
cómo encarar una intervención adecuada, simplemente indica que debería
haber en el lugar personas trans e intersex capaces de intervenir por sí mismas.
12. No des por sentado que ser trans o intersex es un sinónimo de
sufrimiento. Al hacerlo no sólo estarás reduciendo la riqueza de nuestra
vida a una única y terrible experiencia; también estás contribuyendo a
alimentar la idea de que todo lo que existe más allá de la diferencia sexual
binaria es doliente y digno de compasión. Y cuando te enfrentes al
sufrimiento de personas trans e intersex, no asumas inmediatamente que
sufren debido “a lo que son”.. Recuerda que las personas trans e intersex
también estamos atravesadas por desigualdades económicas, étnicas,
religiosas, corporales; sufrimos por hambre, por frío, por falta de trabajo o
de atención médica. Sufrimos por amor, también, como cualquiera.
13. No deposites en las personas trans e intersex tus esperanzas de
subversión genérica y sexual –y, en particular, no nos atormentes
demandándonos el cumplimiento de esas esperanzas. Si quieres vivir en un
mundo donde hay más de dos géneros, donde las personas usan nombres
ambiguos y no se reproducen estereotipos de género, comienza por ti
mism* y encarna tu propia revolución.
14. No, las buenas intenciones no lo arreglan todo. Si eres criticad* por
cómo abordas las cuestiones trans o intersex intenta considerar las críticas
sin desmerecerlas y sin intentar acallarlas inmediatamente con la bondad de
tus propósitos. Si nos tomamos el trabajo de escuchar, leer y criticar lo que
produces es porque de verdad valoramos tu esfuerzo.
15. Si bien tu contribución puede ser muy importante para abrir ciertos
espacios a nuestra participación, por favor, no nos conviertas en tu “causa”.
Necesitamos aliad*s y compañer*s, no caballer*s medievales ni amazonas.
16. Somos tan antigu*s como la historia. No nos conviertas en metáfora o
ejemplo de los nuevos tiempos, las neosexualidades, los avances
biotecnológicos o el declive del nombre-del-Padre. Haciendo eso no solo
estereotipas nuestras vidas, sino que pones la tuya propia más allá de las
urgencias de este presente, que también es el tuyo. De los tiempos que te
tocan vivir tú mism* eres el mejor ejemplo.
18. Presta atención al hogar textual que nos construyes. Si sus paredes son
clasificaciones médico-legales, comentarios expertos, heteronomía,
referencias irrespetuosas a nuestro género, descripciones patologizantes,
martirologio; si no respetas nuestros modos de nombrarnos, si nos
diagnosticas, más que un hogar nos estás construyendo un hospital o cárcel.
19. Esfuérzate por recordar nuestra existencia aún cuando no seamos tu
tema central. Un mundo en el que existen sólo hombres y mujeres y sólo
cuerpos convencionalmente masculinos y femeninos, es un lugar sin espacio para nosotr*s.
20.
Aprovecha la proximidad de personas trans e intersex para poner en
práctica la consistencia entre tu teoría y tu práctica. Si crees en el
desmantelamiento de los estereotipos de género, no los reproduzcas
asumiendo que quien orina de pie es hombre y quien tiene pechos es mujer.
Si crees en la diversidad de la sexualidad humana, no asumas que somos
tod*s heterosexuales. Si crees en la lucha contra los fundamentalismos, no
los reproduzcas juzgando a las personas trans e intersex por contradecir tus
ideas sobre el “deber ser” del cuerpo o del género. Si crees que la medicina
y el derecho han funcionado discursos normativizantes, no los reproduzcas
adoptando acríticamente sus taxonomías. Si crees en el empoderamiento de
“l*s que no tienen voz”, ábrete a la escucha de lo que dicen.
Teatro de Operaciones fue un proyecto lúdico-político de activismo masculino
trans e intersex, llevado a cabo por Joaquín Ibarburu y Mauro Cabral a lo largo
del año 2006.

Copi Copi Copi




Jamás me interesó el cine.
Es un teatro muy imperfecto
.
Copi
Por Laura Vázquez
(...)
Su célebre tira semanal La mujer sentada fue publicada por primera vez en Le Nouvel Observateur, en 1964. Con un dibujo audaz y un trazo absolutamente novedoso (la silla es una continuación gráfica del cuerpo de la protagonista) el humor de vanguardia de Copi produce
la ilusión de la sencillez. La mujer sentada, solemne, tosca y descortés es el eje de todos los movimientos que se producen en cada cuadro. Absolutamente efectiva, a pesar de su ociosidad, el personaje encarna la imagen de una tía paralítica del autor, a la que según sus palabras: “quiso como a nadie” (Aira, 1991). La mujer sentada es puro movimiento y dinámica; y es precisamente su aparente (¿engañosa?) inmovilidad la que genera la fluidez del relato.
(...)
Artículo completo en Boletín de Estética, 10, pág. 21-33 (Buenos Aires: junio 2009)

Copi desfachatado como Raúl Damonde Taborda quien fuera un fueradeserie en la literatura política sexual autor del Cachafaz (puede leerse acá) y Evita Perón (puede leerse acá) y afrancesado por cierto. Hijo de Georgina descendiente de Botana: dandy culturoso fundador del diario Crítica y responsable de un mural de Siquéiros en su mansion.
Link pára bajarse combo de Copi (acá) incluye Cachafaz, Eva Peron, Las viejas travestis, El baile de las locas y el ensayo de César Aira "Copi".

B de Batato, B de Barea



Cuando se homenajeaba a Peña (que pena Peña) aún siendo Gay derechoso, sobre Peña y con Peña, no podemos dejar de homenajear a Batato alias Salvador Walter Barea 1961-1991 (será Clown, travesti, poeta, zaeta, performance, será mito será(...). Quien le puso cuerpo escénico a Perlongher, Pizarnik, Alfonsina Estorni o el delirado de Fernando Noy. Batato, Peña y Copi ejercito de lokxs (triunvirato prologómeno Queer).

Viejas Neosexualidades


Viejas Neosexualidades

Por Enrique Carpintero *

Es sorprendente que en la actualidad se hable sobre “nuevas sexualidades”, que algunos denominan “neosexualidades”: sólo tenemos que recorrer la literatura erótica de diferentes épocas para ver que lo nuevo es algo viejo, que siempre estuvo presente en nuestra condición humana. Claro, la sexualidad se mantenía como un secreto bien guardado, circulando por las profundidades de una subjetividad que debía disimularlo. Evidentemente esta situación ha cambiado.

La sexualidad de la época victoriana, desde la cual Freud construyó el psicoanálisis, se sostenía en inhibiciones y represiones que eran la base de una serie de síntomas especialmente agudos en la época. La sociedad burguesa del siglo XIX definió nuevas reglas de juego para los placeres, que no estaban ya en manos de la religión, sino de la ciencia médica, en la cual se apoyaban los Estados modernos que consideraban un deber gobernar las prácticas sexuales para establecer que era “normal” y “patológico”. Como dice Elizabeth Roudinesco: “El discurso positivista de la medicina mental propone a la burguesía triunfante la moral con la que no ha dejado de soñar: una moral relativa a la seguridad pública modelada por la ciencia y ya no por la religión. Por disciplinas derivadas de la psiquiatría, la sexología y la criminología reciben, de hecho, la misión de explorar en su totalidad los aspectos más sombríos del alma humana”.

Los escritos médicos de la época, para describir la sexualidad considerada “anormal”, crean una lista impresionante de términos derivados del griego y del latín: zoofilia, coprofagia, pedofilia, a tergo, cunnilingus, etcétera. En 1886, el médico austríaco Richard von Krafft-Ebing llevó a cabo una síntesis sobre las diferentes prácticas sexuales en su obra Psychopathia sexualis.

El objetivo era establecer una separación clara entre una sexualidad denominada “normal”, al servicio de la procreación, de la felicidad de las mujeres en el matrimonio y la maternidad, y del hombre como pater familiae, y una sexualidad “anormal” que se asocia con la enfermedad, la muerte y la búsqueda del placer absoluto. Esta sexualidad anormal se podía encontrar en la mujer histérica que, al “simular” sus síntomas, evitaba la responsabilidad de la maternidad. Pero el verdadero paradigma de la perversión era la homosexualidad, así como la masturbación.Para el discurso médico positivista, el homosexual era el mayor de los perversos, ahora desde el punto de vista biológico. Sin embargo, no era considerado un enfermo, ya que se burlaba de las leyes de la procreación. De allí que, para desenmascarar al homosexual, se lo tratara de convertir en un criminal, un perverso sexual alienado, un violador de niños.

Thomas W. Laqueur, en Sexo solitario. Una historia cultural de la masturbación, cuenta cómo la masturbación se transformó en una enfermedad. En la antigüedad, apenas si era mencionada como un problema. En 1712, en Inglaterra, el cirujano John Marten, un charlatán y estafador necesitado de dinero, publicó un folleto donde relataba los infinitos males que el onanismo traería a quien lo practicara. El texto tuvo un éxito inmediato. Su fama llegó a Francia, donde el médico Samuel A. D. Tissot publicó en 1760 El onanismo. Disertación sobre las enfermedades producidas por la masturbación.

La tradición del siglo XVIII, que mezclaba medicina con pedagogía moral, propagó la versión del vicio solitario. Jean-Jacques Rousseau la condenó en sus Confesiones, y en su obra pedagógica Emilio la considera una de las más grandes amenazas a la integridad moral del sujeto. Voltaire siguió su ejemplo. La nueva “enfermedad” se convirtió en un adjetivo para señalar exceso de imaginación, falta de seriedad y un alejamiento de la razón o de una conducta educada.

Como dice Laqueur, “tres cosas convierten el sexo solitario en antinatural. Primero, no era motivado por un real objeto de deseo sino por la fantasía; la masturbación amenazaba con imponerse a la más proteica y potencialmente creativa de las facultades de la mente, la imaginación, y llevarla a un precipicio. Segundo, mientras cualquier otro tipo de sexo era social, la masturbación era privada o, cuando no se la practicaba a solas, era social de mala manera: sirvientes perversos la enseñaban a los niños; perversos niños mayores la enseñaban a los más pequeños e inocentes; muchachas y varones en las escuelas la enseñaban fuera de la supervisión de los adultos. Y tercero, a diferencia de otros apetitos, la urgencia por masturbarse no podía ser saciada ni moderada. Practicada a solas, guiada sólo por las creaciones de la propia mente, era una transgresión primitiva, inevitable, seductora, incluso adictiva y fácil. De pronto, cada hombre, mujer o niño parecía tener acceso a los ilimitados excesos de la gratificación que pudo ser privilegio de los emperadores romanos.

El combate contra la masturbación fue uno de los principales esfuerzos en la guerra librada por asegurar la correcta y medida privacidad de la naciente burguesía. Esta perspectiva se afianzó en la cultura victoriana. Su mundo erotizado era incontrolable, ya que la vida privada debía mantener las apariencias que la burguesía capitalista, en su primera época, dictaba para la vida pública. Ambos mundos necesariamente tenían que coincidir. Para ello, basaba su dominio en una lógica por la cual los sujetos debían intentar la represión y autodisciplina en sus manifestaciones sexuales. Los códigos sociales de la cultura medían la vida privada de los sujetos a costa de mantener en secreto el deseo sexual cuyas consecuencias sintomáticas Freud pudo dar cuenta en la clínica y los desarrollos teóricos del psicoanálisis.

Contraculturas

Recién a mediados del siglo XX podemos encontrar el primer estudio sistemático sobre la sexualidad, realizado por Alfred Kinsey. Basado en una investigación en la que participaron más de 12 mil personas, sacó a la luz los hábitos sexuales de la población de Estados Unidos, en dos libros clásicos: Conducta sexual del hombre (1948) y Conducta sexual de la mujer (1953). En los años ’60, Willian Master y Virginia Johnson iniciaron sus estudios controlados de laboratorio, publicados en Respuesta sexual humana (1966).

En 1964, Robert Stoller utilizó por primera vez el concepto de género para estudiar el transexualismo y las perversiones sexuales desde la perspectiva del kleinismo y la psicología del self. Más tarde, esta noción se generalizó desde diferentes perspectivas para afirmar que el sexo es siempre una construcción cultural, sin relación directa con la diferencia biológica. De allí la idea de que cada sujeto podría cambiar de sexo según el género o el rol que se asigna a sí mismo. En los ’70, Shere Hite produjo el llamado “Informe Hite” sobre sexualidad femenina.

Estos trabajos de investigación formaban parte del clima de los 60 y 70, cuando una “contracultura” se opuso a la cultura dominante. Este movimiento, si bien incluía a una minoría de la población, expresaba las ideas, fantasías y deseos de la época, cuya significación produjo transformaciones en la subjetividad. Los movimientos gay se organizaron para luchar por sus reivindicaciones. Los grupos feministas llevaron a una revolución en cuanto al sometimiento de la mujer a una cultura patriarcal. La revolución sexual, impulsada por la píldora anticonceptiva, de venta autorizada a partir de 1960, permitía libertades, y la familia dejaba de ser el fin último de la pareja. Sin embargo, el feminismo de la igualdad equiparaba la sexualidad femenina con la masculina, ignorando cualquier diferencia en las mujeres. De esta manera la sexualidad seguía centrada en la genitalidad y en el mito del orgasmo vaginal como modelo de la salud sexual considerada como normal.

En los ’80 comienza un avance en las luchas feministas, al proponer la apropiación de la experiencia subjetiva de la mujer por fuera de la sexualidad heterosexual patriarcal. La sexualidad de la mujer comienza a considerarse distinta a la del hombre y el cuerpo femenino aparece erotizado en su totalidad. También los varones reivindican una sensualidad repartida en todo el cuerpo. Además aparecen reivindicaciones de identidad de género: hombre, mujer, transexual, transgénero, travesti, intersexual, queer, que rompen el modelo binario masculino-femenino. La heterosexualidad como modelo hegemónico a partir del cual la psiquiatría transformó el pecado en enfermedad ha perdido parte de su lógica en la cultura del capitalismo mundializado. Esta se sostiene en la ruptura del lazo social; el individualismo negativo ha transformado el deseo sexual, que debe ser vendido según las leyes del mercado capitalista. El mandato de la actualidad de nuestra cultura, a través de superyó, no convoca a gozar, como nos quieren hacer creer. Por el contrario convoca a protegernos de la amenaza de desamparo que la misma cultura produce. Doble juego que lleva a un camino sin límite. La agresión no es interiorizada como “conciencia moral”, ya que todo está permitido en la búsqueda de la utopía de la felicidad privada. La agresión se libera contra el yo y contra el otro, pues la ética que sostiene nuestro ser es reemplazada por el tener y ofrecerse como un fetiche mercancía, que adquiere la ilusión de protegernos de los infortunios de la vida. Es decir, de nuestra finitud.Si, en la época victoriana, la vida privada debía coincidir con lo que la cultura hegemónica dictaba para la vida pública, en la actualidad ocurre lo contrario. La vida privada se ha privatizado, en el orden del mercado. Es importante en la medida que pueda ofrecerse como una mercancía. Es en el espacio público donde tenemos que encontrar los valores de nuestra intimidad, medidos según las leyes de la economía de mercado. De esta manera, las relaciones humanas se miden como una mercancía y sus actividades se enuncian como un buen o mal negocio. Allí todo vale. Lo paradójico es que en este shopping en que se ha convertido la sociedad nadie vende nada. En este reality show, el éxito es efímero. Los negocios donde se ofrecen afectos, emociones, ideas conocimientos, amistad y sueños no funcionan. Algunos cierran y se abren otros, con nuevas vidrieras que se convierten en espejismos para negar una realidad donde predominan el desamparo y la soledad.

Estamos en una época donde la sexualidad ha salido de los placares. De un secreto, pasó a ser preciado objeto de consumo: una sexualidad evanescente, fácil de ser intercambiada en el mercado de las relaciones sociales. Allí podemos encontrar las diferentes manifestaciones de la sexualidad, con nombres actuales y atractivos: gran-bang, petes, swingers, etcétera. Pero sus efectos en la subjetividad cuestionan la centralidad de los paradigmas iniciales en los que se construyó el psicoanálisis. Hoy, todas las características de la heterosexualidad patriarcal han sido puestas en crisis. La pareja heterosexual no es la condición para la reproducción, ya que la reproducción se ha separado de la sexualidad a través de la fecundación asistida. Las mujeres no necesitan a los hombres para la crianza de los hijos, a partir de su incorporación al mercado capitalista. Esto ha llevado al aumento de parejas sin hijos, el incremento de hogares monoparentales, la aceptación de mujeres que llevan adelante solas la maternidad, el aumento de parejas homosexuales con o sin hijos, el sexo virtual que elude el cuerpo del otro. Este proceso, que ha afianzado mayores libertades individuales al romper prejuicios y tabúes de otras épocas, ha traído nuevos problemas. Uno de ellos es que la sexualidad que propone la cultura se ha disociado de los afectos. Esta sexualidad evanescente ha dejado a la mujer y al hombre solos frente al otro, ya que podemos tener encuentros sexuales pero no intersubjetivos. Su resultado es dejarnos cada vez más solos e insatisfechos, al quedar atrapados por relaciones desubjetivadas donde se han perdido los parámetros del erotismo. La sexualidad, al no tener la fuerza para la transgresión del erotismo al servicio de la vida, queda domeñada por la perversión, efecto de la muerte como pulsión. Es decir, una sexualidad que se expresa como renegación del corte y de la muerte; que se le impone al sujeto como actos repetitivos. Una sexualidad sostenida en el sometimiento y la destrucción del otro. En definitiva, una sexualidad que produce un proceso de desestructuración subjetiva. Parafraseando a Freud, podemos decir que la perversión es el negativo del erotismo.

Tener en cuenta una sexualidad plural nos lleva a revisar algunas cuestiones: 1) la pérdida de centralidad de la diferencia sexual como determinante exclusivo de la identidad subjetiva del sujeto; 2) la resolución del Complejo de Edipo como organizador de la normalización de la cultura debe ceder a una resolución dinámica propia de la “anormalidad” que nos hace humanos. Su protagonismo tiene que dar cuenta de procesos más tempranos ligados a ese vacío que nos constituye en tanto seres finitos; 3) la actualidad del campo de lo sexual se ha abierto a formas que no pueden seguir siendo calificadas de patológicas. De allí la necesidad de diferenciar claramente el erotismo de la perversión. No es la relación con una norma lo que determina lo propio de las perversiones, sino una sexualidad al servicio de la muerte como pulsión. Su contrario son las variaciones de la sexualidad humana al servicio del Eros, de la vida. Transcribo un fragmento de El mal de la muerte, de Marguerite Duras:

Hasta esa noche usted no había entendido cómo se podía ignorar lo que ven los ojos, lo que tocan las manos, lo que toca el cuerpo. Descubre esa ignorancia.

Usted dice: No veo nada.

Ella responde. Duerme.

Usted la despierta. Le pregunta si es una prostituta. Con una señal de que no.

Le pregunto por qué ha aceptado el contrato de las noches pagas.

Ella responde con una voz aún adormecida, casi inaudible: Porque en cuanto me habló vi que le invadía el mal de la muerte. Durante los primeros días no supe nombrar ese mal. Luego, más tarde pude hacerlo.

Le pide que repita otra vez esas palabras: el mal de la muerte.

Le pregunta cómo lo sabe. Dice que se sabe sin saber cómo se sabe.

Usted le pregunta: ¿En qué el mal de la muerte es mortal?

Ella responde: En que el que lo padece no sabe que es portador de ella, de la muerte. También en que estaría muerto sin vida previa al que morir, sin conocimiento alguno de morir a vida alguna.

* Texto extractado de un artículo que aparecerá en el próximo número de la revista Topía.

Link a la nota:
http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/psicologia/9-129054-2009-07-31.html

Geraldine: Deconstruyendo gèneros!


La historia animada de mi fantasía más querida (aunque el final te regresa a la realidad): Gerald despierta transformado en Geraldine. http://www.arthurdepins.com The animated story of my dearest fantasy (although the end takes you back to reality): Gerald wakes up as Geraldine. ...

“El imperio del culo”


En la época actual, “lo privado sufre una transformación, haciéndose público y apto para el consumo –sostiene la autora–: el capitalismo tardío inaugura el imperativo de que se puede decir todo y mostrar todo, propiciando así la pérdida de la vergüenza”.

Alguien enuncia sus preferencias sexuales por Internet y de este modo esas preferencias toman un valor que antes no tenían, ya que transformadas en mercancías adquieren un valor agregado. Tal valor tiene su analogía con el valor de cambio descrito por Marx, en la medida en que ingresa al mercado lo que antes era solo valor de uso. Aquí hay que entender el mercado no sólo desde el punto meramente financiero, sino como una vitrina en la que algo se da a ver, para ser elegido según “el gusto”. Y, de la misma manera en la que cualquier experto en economía sabe que la oferta genera demanda, habría que preguntarse si el gran abanico de perversiones en la actualidad no está favorecido por las mismas ofertas.

Lo privado sufre una transformación, haciéndose público y apto para el consumo. En tal transmutación, los “apetitos” adquieren una consistencia insospechada, como si la posibilidad de confesión y de concreción les insuflase un peso suplementario.

Reflexiónese en las frecuentes cavilaciones de algunos adolescentes acerca de la identidad sexual: esas dudas son pronto sofocadas cuando lo que antes era una fantasía es considerado como indicador de una certera preferencia sexual. No se trata de demonizar Internet, negando sus notables beneficios en otros aspectos, sino de profundizar en nuestra contemporaneidad, para advertir que todo lo que le ocurre a un sujeto es rápidamente subsumido a una supuesta identidad del ser: si una chica piensa en demasía en una amiga, es lesbiana; si come mucho dulce, bulímica; si experimenta cambios anímicos, “bipolar”. Al eclipsar los matices de las cosas, tales nominaciones borran su misterio, y muchas veces antes lo que podía ser para un sujeto un pensamiento, una conducta esporádica o una fantasía, se torne prontamente en una clave que responde a lo que sería la real identidad. Y cuando un sujeto está desorientado –algo muy habitual en estos momentos– se aferrará tanto más a aquello que le daría un supuesto ser.

Freud, en Lo inconsciente, se refirió a ciertas fantasías que circulan sin demasiada intensidad, hasta que, al ser recibidas de determinadas fuentes, toman otra importancia. Internet funciona como una fuente adicional, que ofrece la oportunidad de brindarse como ávidas prendas en un escaparate en el que encontrarán respuesta sin demora. Recuerdo la feliz expresión de Lacan acerca del fantasma como prêt à porter, listo para ser llevado, listo ahora para ser llevado por la vía facilitada de la vitrina informática.

Los fantasmas se muestran así sin mediaciones y los sujetos se tornan idénticos a sus supuestas inclinaciones pulsionales, hasta llegar a tener el nombre de esas inclinaciones –“los caníbales”, “los sádicos, “los masoquistas”, “los fetichistas”, “los bisexuales”, “las bulímicas”, “las anoréxicas”, “los drogadictos”, “los homosexuales”–, perdiendo singularidad, para formar parte de una clase. Notablemente, los sujetos ya no están representados por significantes rectores que los nominan en el espacio público, y que clásicamente señalan su lugar en lo social, sino por maneras de gozar que, inusitadamente, se confiesan.

Traseros

Pensemos en la importancia mediática del “trasero” en nuestros días; el asunto trasciende la concreta atracción por esa parte del cuerpo. En efecto, el gran goce de la época consiste en develar todo aquello que está “por detrás”. Ese gusto incluye la fascinación por los backstages, la complacencia voyeurista por Gran Hermano, la impulsión por dar a ver fotos con procacidades sexuales, los chismes artísticos (proliferan los programas “especializados” en ese rubro) y todo aquello que muestre lo que hay detrás de bambalinas. En otro orden, lo mismo se revela en el deleite por sondear qué hay detrás de la vida de un gran hombre, qué secreto lleva en las espaldas, cuáles son sus debilidades de sus aventuras libidinales. Al pretendido lema de hacer aparecer los aspectos más humanos de las figuras relevantes subyace el placer mórbido de rebajar la imagen, metafóricamente “mostrar su trasero”, igualarlo con el de todos.

No es casual que esa parte del cuerpo sea aquella en la que los sexos no se diferencian; el “imperio del culo” es así, el imperio de la igualdad, donde las diferencias que sí importan se reducen a... tener un buen culo o no (o a los distintos formatos a los que se alude: estilo “pera”, “campestre”, “melones”...).

Y todo ello va en desmedro de la importancia del rostro en su máximo valor expresivo, en su extremo más sensible. ¿Acaso no se lo tapa, cuando se quiere que no se identifique a una determinada persona? Por lo menos no deben verse los ojos, lo cual indica el poder para el reconocimiento que alberga la mirada.

Jacques-Alain Miller habla de la desaparición de la vergüenza como uno de los síntomas de la época, y lo articula con la muerte de la mirada de Dios; la desvergüenza es la puesta en escena de las consecuencias de esa muerte. El capitalismo tardío inaugura el imperativo de que se puede decir todo y mostrar todo, propiciando así la pérdida de la vergüenza. ¿Y no se ancla acaso el sentimiento de vergüenza en ese rostro que se sonroja cuando se intentan levantar los velos? Es que la vergüenza opera como guardiana de una reserva, preserva lo más íntimo, hace tope.

Al desvergonzado se lo llama “caradura”, y de este modo se alude a un rostro que ha perdido sensibilidad y que ya no experimenta ningún pudor. Se dice que “no tiene cara” a quien ha perdido la vergüenza, mostrando así la asociación necesaria entre los dos términos. Se nombra como “descarado” al impúdico y, otra vez, es siempre la supresión del rostro la que se indica.

No por nada las reflexiones que gravitan en torno de la vergüenza vuelven una y otra vez a la importancia de la mirada. En la célebre reflexión sartreana (El ser y la nada), la juntura entre ambas testimonia la presencia del Otro. Descubro, sin duda, a través de la vergüenza, un aspecto de mi ser. Sin embargo, aunque algunas formas derivadas de la vergüenza puedan aparecer a partir del plano reflexivo, ella no es originariamente un fenómeno de reflexión. En soledad puedo experimentarla, pero su estructura primordial se yergue frente a la otredad; se trata del mirón que, al espiar por el ojo de la cerradura a quien no lo ve, es sorprendido por alguien que entra y lo ve espiando. La mirada del que lo descubre suscita vergüenza, y habla del arribo de la otredad: si hubiese llegado un animal, no la experimentaría: sólo la provoca el prójimo como tal. Y si quiero mirar esa mirada para defenderme, si pretendo así atentar contra su libertad, será la mirada y la libertad del Otro las que, desmoronadas, se me escapan. Quizás entonces, para Sartre, una mirada que, lejos de perturbar, incite al goce, habrá perdido su dimensión de alteridad. Reflexiones que conducen a pensar en el estatuto de la sociedad actual, tan sabiamente anticipada por Guy Debord en La sociedad del espectáculo.

Freud y Lacan no dejan de situar la vergüenza en su relación con la sexualidad y el goce; no es sólo el cuerpo que en su “para sí” está avergonzado de su “en sí” decadente. En todo caso, tal decadencia lleva el estigma de la sexualidad develada ante la mirada, al modo del mito bíblico en el que Adán y Eva cubren sus genitales cuando aparece la idea de pecado. En otra línea, Levinas (1999, De la evasión, Madrid, Arena Libros) plantea que la vergüenza no deriva de la conciencia de una imperfección o carencia, sino de la imposibilidad de nuestro ser para desolidarizarse de sí mismo. Así, en la desnudez experimentamos vergüenza por no poder esconder aquello que quisiéramos sustraer a la mirada.

Auge u ocaso

Recordemos una célebre expresión de Nietzsche: “Se debería respetar más el pudor con que la naturaleza se ha ocultado detrás de enigmas e inseguridades multicolores. ¿Es tal vez la verdad una mujer que tiene razones para no dejar ver sus razones?”. Encuentro aquí un eco de lo que se desprende del decir de Lacan: la mujer es la verdad por ser no toda. Pero entonces, si el pudor es la esencia de la verdad-mujer: ¿habría acaso en nuestra contemporaneidad una feminización del mundo, como sugieren ciertos autores? Creo más bien que al atravesarse las barreras del pudor y de la vergüenza, asistimos a un ocaso. Dicho de otro modo: el auge de las mujeres es, muchas veces, el auge de lo que se ha llamado la mujer fálica.

* Extractado del artículo “El trasero no es el rostro”, en Violencia/s, de reciente aparición (Ed. Paidós).

Diez ideas falsas sobre la intersexualidad


Diez ideas falsas sobre la intersexualidad
por Curtis E. Hinkle, fundador de la OII

Revisado por José Cabrera Pérez

1. La intersexualidad significa que una persona tiene ambos órganos genitales. (Falso)

Es probablemente una de las ideas falsas más comunes sobre la intersexualidad. La intersexualidad no tiene generalmente nada que ver con los órganos genitales de la persona, y mucho menos que una persona tenga ambos órganos genitales. Hay personas intersexuales con un pene y una abertura vaginal. Sin embargo, no hay casos documentados de una persona con ambos órganos genitales masculinos y femeninos completamente desarrollados. La mayoría de l*s intersexuales tienen órganos genitales que son bastante típicos y solo hay una minoría que tiene órganos genitales atípicos. De hecho, el término pintoresco, seudocientífico "hermafrodita verdadero" puede referir a una persona con órganos genitales masculinos o femeninos totalmente típicos.

2. 1 de cada 2000 bebés nace intersexual. (Falso)

Es una de las estadísticas más comúnmente dadas. Sería más exacto indicar simplemente que en hospitales, con equipos de asignación de género, 1 de cada 2000 bebés nacen con órganos genitales que son tan atípicos que el médico que atiende solicita la ayuda de los especialistas en el equipo para asignar un sexo. La mayoría de los hospitales en el mundo no tienen ningún equipo de asignación de género y la mayoría de los intersexuales no nacen con órganos genitales atípicos. Es necesario también destacar que incluso en la mayoría de los nacimientos de bebés con órganos genitales atípicos, el doctor no solicita ninguna ayuda aunque cuando haya un equipo de asignación de género en el hospital. Por lo tanto, uno puede ver fácilmente que con ésta cifra, da la impresión de que la intersexualidad es muy, muy rara. Pero no lo es.

Hay tantas variaciones intersexuales diversas que es muy difícil dar una estadística exacta. Una estimación más exacta es dada por Sharon Preves que ha investigado el asunto de la intersexualidad muy a fondo. Según Preves, "la frecuencia podía estar cerca del cuatro por ciento de alta”

3. La intersexualidad se trata de la homosexualidad. (Falso)

Es muy probable que las razones subyacentes de la patalogización de la intersexualidad y los tratamientos de normalización sea resultado de la homofobia. Sin embargo, no hay nada en la intersexualidad por sí misma que indique que la intersexualidad y la homosexualidad son la misma cosa o que están relacionadas directamente. Es posible que haya vínculos entre la homosexualidad y la intersexualidad, pero las razones fisiológicas no son científicamente claras.

Lo que es importante es que muchas personas que nacen con variaciones intersexuales se identifican como gays o lesbianas. Al mismo tiempo, much*s adult*s intersexuales hacen crítica de la homosexualidad como orientación sexual por no ser aplicable a su percepción de si mismas. Las personas intersexuales se sienten cada vez más cómodas con una identidad de género intersexual ya que les parecen más exacta para describir cómo se perciben. El modelo social de eroticismo construido por muchas culturas que divide a todas las personas en homosexuales y en heterosexuales borra la identidad de muchas personas intersexuales. Incluso la bisexualidad que se ha aceptado renuente, perpetúa la idea de solamente dos sexos y géneros por el uso del prefijo "bi" que significa "ambos." Después de varios años en contacto con muchas personas intersexuales, me doy cuenta que hay personas que se sienten atraídas sobre todo por personas andróginas, mujeres "masculinas" o los hombres "femeninos". Y lo más importante de todo, ¿cuál es el sexo opuesto de una persona intersexual que indique claramente que tiene una identidad intersexual?
4. La identidad de género no es importante para l*s intersexuales. (Falso)


Durante años la ISNA (Intersex Society of North America) insistía que la identidad de género no era un problema importante para las personas intersexuales. Para much*s intersexuales, la identidad de género es el punto principal. En muchos países alrededor del mundo, no hay cirugías tempranas "para tratar" cuerpos intersexuales. Para ell*s, el problema más importante es que no pueden a menudo integrarse en el género o sexo atribuido al nacimiento y también para otr*s el cuerpo puede cambiar durante la adolescencia por lo que a veces es incompatible con el género en el cual fueron criad*s.

Las teorías mismas que se aplican para justificar la normalización de cuerpos intersexuales se basan en las nociones de género que se han demostrado que no son fiables. Según las teorías aceptadas a menudo por los seguidores del Dr. John Money, la identidad de género es una construcción social. No tenemos ninguna prueba de esto. Al contrario, el desarrollo de una identidad es una cosa muy complicada y no hay una explicación que puede desenredar lo natural de lo social. El problema es que todas las teorías son basadas en una suposición errónea – que hay solo dos sexos y dos identidades de género.

La intersexualidad no es solo una cuestión de nuestros cuerpos sino también una cuestión de cómo nos percibimos dentro de nuestros cuerpos y la identidad de género es una parte crucial de cada individual. Borrar la importancia del género a l*s intersexuales l*s reducen solamente a los aspectos físicos de sus cuerpos, pasando por alto la parte más importante de esta cuestión, sus propias percepciones de sus cuerpos y de si mismos, en comparación a la percepción de l*s otr*s en nuestro ambiente social.

5. La intersexualidad es parte del movimiento transgénero. (Falso)

No. Mientras que hay intersexuales que se identifican como transgénero, la mayoría de las personas del movimiento trans no son intersexuales y no se identifican como intersexuales. Incluir la intersexualidad bajo el término general de transgénero pasa por alto las necesidades específicas que son a menudo la reforma médica, cuestiones legales referentes a qué género somos, cuestiones de la salud específicas a los cuerpos intersexuados y lo más importante, el hecho que la mayoría de l*s intersexuales no son trans. Much*s pesonas intersexuales son perfectamente satisfechas de ser hombres o mujeres y no rechazan el sexo y género atribuidos al nacimiento y son cada vez más intersexuales que están satisfech*s absolutamente con una identidad fuera de la dicotomia mujer/varón que les parece totalmente extranjera a su propia identidad porque rechazan toda noción de género y sexo binario, y para ell*s incluso el prefijo "trans" puede dar la impresión que han cambiado de un sexo al otro que no describe su situación de NO cambiar, de quedarse como son – intersexuales.

6. Solamente l*s hermafroditas verdader*s son realmente hermafroditas. (Falso)

Esta idea es tan errónea como la noción de que haya varones verdaderos y seudo-varones. Todo eso de dividir a todas las personas intersexuales en hermafroditas verdaderos y en seudohermafroditas no es nada más que otra tentativa desesperada de mantener intactas las categorías binarias arbitrarias del género. Según esta terminología seudocientífica, solamente la gente con tejido gonadal de ambos sexos "oficiales" son hermafroditas. Eligiendo solamente los testículos y los ovarios como los indicadores del sexo verdadero ha sido rechazado totalmente por la ciencia moderna. Hay mujeres que nacen sin ovarios, hombres que sin testículos y su sexo verdadero como lo perciben es a menudo claramente el de un hombre o de una mujer.

7. La transexualidad no es una variación intersexual. (Falso)

No sabemos. La definición que leemos a menudo de la transexualidad puede darnos la impresión de que la transexualidad no puede ser una variación intersexual porque está descrita como un trastorno de la identidad de género y por eso se cree que es un trastorno mental y que no hay ningún aspecto corporal asociado con la transexualidad. El hecho que much*s niñ*s intersexuales rechazan su sexo asignado haría que una persona razonable se preguntara si de hecho todos los casos de la transexualidad son simplemente un fenómeno mental. ¿Es la persona intersexual simplemente autoengañad* sobre su sexo verdadero? ¿Deben hacer más esfuerzos y conseguir con más sumisión a las autoridades para "curar" su trastorno de identidad de género? Pienso que es más probable que las autoridades médicas son las que están autoengañadas en la creencia de que ellos pueden determinar el sexo y género de un bebé intersexual sin pedirle su opinión. La Organización Internacional Intersexual demanda que todas las personas con variaciones intersexuales tengan el derecho de controlar sus cuerpos y sus identidades. Considerarnos como personas padeciendo de un trastorno de identidad nos silencian cada vez más, haciendo que nuestro problema sea mental y no un problema social. La falsa ilusión y la patología mental están en la sociedad en general que siente que es una urgencia médica determinar el sexo verdadero de todos l*s bebés basado en los órganos genitales y otros indicadores sexuales, y de estigmatizar a todas las personas que no caben dentro de los estereotipos de género que son tenazmente preservados como naturales.

8. El movimiento intersexual es un movimiento identitaria como el movimiento LGBT. (Falso)

No. La Organización Internacional Intersexual milita a favor de los derechos humanos para todas las personas intersexuales sin tomar en cuenta su identidad u orientación sexual. Uno de los derechos fundamentales es la integridad corporal y el derecho de determinar su propia identidad sin intervenciones médicas o restricciones legales. El movimiento intersexual incluye todas las personas que nacen con variaciones intersexuales y otras que rechazan las identidades pre-fabricadas dentro del binario y eso incluye personas que se identifican como mujeres, varones o simplemente intersexuales y otr*s.

9. La mayoria de l*s intersexuales son criad*s como chicas. (Falso)

Después de muchos años que he pasado en contacto con intersexuales y de haber estudiado las variaciones, no he encontrado que sea el caso. Muchas variaciones intersexuales en los bebés asignados como varón se pasan por alto a menudo y los médicos dicen a los padres simplemente que necesita un poco de trabajo para la urinacion o que un testículo no ha descendido, etc. Cuando uno toma en cuenta todas las variaciones intersexuales, uno se da cuenta que es posible que aun haya más personas intersexuales son criad*s como varones que mujeres.

10. La intersexualidad es una "condición" que puede ser curada. (Falso)

L*s intersexuales tienen problemas de salud como los demás. La mutilación de nuestros cuerpos no es una curación. Es simplemente una barbaridad. Ser una mujer no es de por sí un problema de salud, pero hay problemas de salud específicos a las mujeres y es el caso de los hombres también. Hay problemas de salud que puede afectar ciertas personas intersexuales pero la intersexualidad no es una enfermedad en si. Considerar la intersexualidad como una "condición" que pueda ser curada justifica las prácticas médicas bárbaras que nos sujetan a menudo por ejemplo a cirugías y hormonas que pueden ser contrarias a nuestra propia identidad y tratamientos psicológicos para que nos conformemos al sexo escogido si no deseamos aceptar la asignación.

Los derechos para l*s intersexuales son derechos humanos y toda persona intersexual debe tener todas los derechos que se conceden a los demás. Es la misión de la Organización Internacional Intersexual.

Conclusión:

Es importante que comprendamos que la intersexualidad es una construcción social y por eso no acepto una definición esencialista y reduccionista de la intersexualidad. Pasar años definiendo la intersexualidad no sirve de nada, porque la intersexualidad no existiría sin el sexismo y la heteronormatividad que son responsables de esta construcción social y como efecto secundario, también de su patologización para mantener intacto el sistema sexista que prevalece en nuestras sociedades. Buscar definiciones precisas para la intersexualidad presupone que hay definiciones exactas para mujer y hombre, y no es el caso. Lo que es importante es el poder discursivo de las instituciones médicas y legales que nos encarcelan en identidades sin nuestro consentimiento (no solo a l*s intersexuales) sino a todo el mundo. Y todo este sistema es basado sobre los genitales (y nuestro papel en la reproducción sexual). Todas las personas que no tienen un comportamiento sexual conforme a esta construcción social (lesbianas, gays y bisexuales); todas las personas que rechazan la identidad de género que corresponde a la que se les asignaron (trans o intergéneros) y todas las personas que tienen cuerpos que no corresponden a las normas (intersexuales) son privadas de privilegio en este sistema. Por eso, prefiero hablar del privilegio de la "normalidad" porque es lo que tenemos en común. Somos privad*s del privilegio de la "normalidad".

También no acepto que es posible separar la identidad de género del sexo porque no tenemos definiciones exactas para los sexos. Me parece más científico que cada persona determine su propia identidad. Eso no quiere decir que pienso que las identidades van a desaparecer. No es eso lo que me preocupa. Lo que me preocupa es el poder del estado de determinar nuestras identidades, no las identidades en sí mismas. Acepto a todas las personas que rechazan las definiciones binarias de si mismas como parte de la comunidad intersexual si es lo que desean.

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martes, 24 de noviembre de 2009

Proyecto de biblioteca digital (archivos, textos, libros, artículos, proyectos de leyes, otrxs)



Inicios de biblioteca sobre transexualidad,
transgeneridad y sexualidades en general
Sin fines de lucro, se ruega citar autorxs, editoriales y demàs
(hacer click en los enlaces para descargar)

*Proyectos de identidad de género en Argentina:
http://www.gigasize.com/get.php?d=30z8gxztxlf

*Acerca de la ley de identidad de género
http://www.gigasize.com/get.php?d=1hk434hlc2b

*Escrituras de la Intersexualidad en Castellano:
http://transexualesdechile.org/wp-content/uploads/2009/11/Interdicciones2.pdf

*Políticas sobre sexualidad:
http://www.gigasize.com/get.php?d=0dqt8ocgbzd

*Guía didactica sobre transexualidad para jóvenes y adolescentes:
http://www.gigasize.com/get.php?d=ox68xhtgb0f

*Principios de Yogyakarta:
http://www.gigasize.com/get.php?d=n2dm1qxlfsb

*Manifiesto ciborg por Donna Haraway:
http://www.gigasize.com/get.php?d=2n55lb82m4c

*Historia de la sexualidad por Michael Foucault (tres tomos):
http://www.gigasize.com/get.php?d=jxq2bqtn3hb

*SEXO, PODER Y GOBIERNO DE LA IDENTIDAD
por Michael Foucault

http://www.gigasize.com/get.php?d=0pjn4wh5rrb

*El eje del mal es heterosexual: Figuraciones, movimientos y
prácticas feministas queer
http://www.gigasize.com/get.php?d=wpp8xsbgxhd

*Guía sobre DERECHOS HUMANOS Y DIVERSIDAD
AFECTIVO-SEXUAL(guía educativa)
http://www.gigasize.com/get.php?d=3nq2yw8bp6b

*Notas sobre la patologización de la transexualidad
http://www.gigasize.com/get.php?d=wdzpspg33vb

*BASURA Y GÉNERO. MEAR/CAGAR. MASCULINO/FEMENINO
http://www.gigasize.com/get.php?d=xr8lb0861hb

*BIOPOLÍTICA DEL GÉNERO
http://www.gigasize.com/get.php?d=frmpgho6bwb

*Multitudes Queer
http://www.gigasize.com/get.php?d=7py6odt7ytb

*Retóricas del género. Políticas de identidad,

performance, performatividad y prótesis.

http://www.gigasize.com/get.php?d=lxnm7w9b74f


*TECNOLIBERACIÓN:Ya somos cyborgs

http://www.gigasize.com/get.php?d=l8rocy73g8f


*Queer (textos surtidos)

http://delicious.com/lekton/queer


*Cuerpo(surtido tambièn)

http://delicious.com/lekton/cuerpo


*Feminismo (surtido sugus)

http://delicious.com/lekton/feminismo


*Halberstam

http://delicious.com/lekton/Halberstam


*Paco Vidarte

http://delicious.com/lekton/Vidarte-Paco


*Beatriz Preciado

http://delicious.com/lekton/preciado


*Construyéndonos:cuaderno de lecturas sobre feminismos trans

http://www.gigasize.com/get.php?d=y45vmydkbsb


*La transgresión a la norma sexual y sus repercusiones
en la identidad de las travestis

http://www.gigasize.com/get.php?d=j3hklxh0bmd


*Deshacer el gènero-Judith Butler (en Inglès)

http://www.gigasize.com/get.php?d=3j5k1vdtm0d


*Mariconadas

http://www.gigasize.com/get.php?d=8vdm788nycc


*La muerte de un extraño

http://www.gigasize.com/get.php?d=3ldmwtk6zjf


*A PROPÓSITO DEL CONTRATO SOCIAL (1987) Monique Wittig

http://www.gigasize.com/get.php?d=nxhn8d4nfbb


* EL PENSAMIENTO HETEROCENTRADO-Monique Wittig

http://www.gigasize.com/get.php?d=czhnkrvrzsb


*El Imperio Contrataca: Un manifiesto postransexual

http://www.gigasize.com/get.php?d=3msj3rbolgd


*Identidad sexual y Performatividad

http://www.gigasize.com/get.php?d=lfzp2n8pqtf


*IDENTIDAD

http://www.gigasize.com/get.php?d=mndqqvjt14c


*La heterosexualidad obligatoria y la existencia lesbiana (1980)

http://www.gigasize.com/get.php?d=zgg3c0hxmwd


*El macho vulnerable: pornografía y sadomasoquismo

http://www.gigasize.com/get.php?d=zrty5tjwvbc


*La promesa del monstro(en Inglés):

http://www.gigasize.com/get.php?d=d3h4d51pzpb


*Maternidades Lèsbicas:

http://www.gigasize.com/get.php?d=3j79cszrmtb


*DEL BIOPODER A LA BIOPOLÍTICA

http://www.gigasize.com/get.php?d=hpjqh8nrj8d

*Cyborgs, nómadas, mestizas...

Astucias metafóricas de la praxis feminista

http://www.gigasize.com/get.php?d=231y7r7gc0c

* Puede hablar el subalterno-Gayatri Spivak

http://www.gigasize.com/get.php?d=r5jy5htob4f

*Los cuerpos ficticios de la biomedicina

http://www.gigasize.com/get.php?d=1tfvoglgo0f

*Cuando digo intersex.
Un diálogo introductorio a la intersexualidad

http://www.gigasize.com/get.php?d=07ttmtd35pc

*LA PARADOJA TRANSGÉNERO

http://www.gigasize.com/get.php?d=zshb0hh6zrf

*PERFORMATIVIDAD, PRECARIEDAD Y
POLÍTICAS SEXUALES (Judith Butler en Castellano)

http://www.gigasize.com/get.php?d=1xbk1vgwdjc


*Intercambios sobre el amor(Preciado, Saez,otrxs)

http://www.gigasize.com/get.php?d=vygjc8h5mxc


*Nuestra identidad trasciende el cuerpo Maite Amaya

http://www.gigasize.com/get.php?d=mttb688560b


*Folleto Organización Internacional Intersexual

http://www.intersexualite.org/OII_folleto.pdf


*Reflexiones hermafroditas (OII)

http://www.intersexualite.org/Reflexiones.pdf


*No sólo hay dos sexos(entrevista)

http://www.intersexualite.org/entrevista.html


*Entrevista Radial con Dulce Marìa Lopez Vega (OII Mèjico)

http://www.intersexualite.org/UnHombreyUnaMujer.mp3


*Manual sobre intersexualidad para Padres/Madres

http://www.intersexualite.org/Manual_padres.pdf


*Mi hijo mi batalla: Madre de un hijo intersexuado

http://www.intersexualite.org/Madre.html


*Gobernar por los cuerpos, políticas de reconocimiento

hacia los pobres y los inmigrantes

http://www.gigasize.com/get.php?d=y1dnhz7s0dd


*Transexuales y cyborgs: obstáculos en el pensamiento de Le Breton

http://www.gigasize.com/get.php?d=yfmomkxymyf


*Un itinerario político del travestismo:Lohana Berkins

http://www.convencion.org.uy/02docs/DocumentosWord/serias3_4.pdf


*Bibliografía general
http://www.gigasize.com/get.php?d=t6h52djmmyb



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