martes, 9 de marzo de 2010

La Transexualidad no es Queer" Cada cosa por su nombre y cada una en terreno y ámbito


Como mujer transexual y dada mi experiencia vital (edad, extracto social,..), que desde luego no es nada que se pueda interpretar como que me otorga potestad para nada, pero indudablemente me da una visión por mis años, por haberme relacionado con muchas personas transexuales, no sólo subjetiva sino que puedo afirmar con toda legitimidad que la transexualidad al margen de cada individu@ la viva de forma diferente, hay un denominador común que nos caracteriza a mujeres y hombres transexuales: el desacuerdo entre el sexo biológico y el sexo sentido, percibirse como hombre o mujer y el deseo de que los demás así te perciban.

 Tod@s hemos realizado todo lo que hemos podido por adecuar nuestro físico al sexo sentido: tratamientos hormonales (sin control y automedicándonos con el riesgo que ello implica para la salud), cirugías de femenización del rostro, mamoplastias,etc. Todo ello como anteriormente he dicho con el mayor y más profundo deseo de percibirse y de que te perciban como MUJER o HOMBRE.

Por ello la ausencia de tratamiento hormonal, el rechazo a cualquier tratamiento o intervención quirúrgica, no es TRANSEXUALIDAD, es QUEER. Con todos mis respetos para los que defienden la Teoría Queer. La Ley de Identidad de Genero ya contempla en uno de sus apartados que personas por motivos de salud o riesgo para sus vidas, y así lo certifiquen, también pueden acceder a los cambios registrales, lo cual es absolutamente justo y necesario.

Sin embargo el plazo de dos años se nos antoja excesivo, más teniéndose en cuenta que antes de cumplir un año en el proceso endocrino empiezan a ser visibles los cambios físicos. Un año podría ser un tiempo adecuado para que se consoliden psicológica y físicamente las expectativas personales de cada demandante para un posterior cambio de nombre.

Ahora, pretender que no haya ningún requisito de tiempo de tratamiento, ya no estaríamos hablando de una Ley para mujeres y hombres transexuales. Hablaríamos de teoría Queer en estado puro, pongamos las cartas sobre la mesa y llamemos a cada cosa por su nombre. Pedimos que no se nos engañe, que no se nos saque a la calle con cuestiones que todos defendemos, para luego colocarnos consignas que no se corresponden a nuestra identidad y lucha personal, introduciéndolas bajo el paraguas de la Ley para personas transexuales. Sabemos ser solidarios y solidarias, y podemos apoyar cualquier causa justa, entre ellas una Ley Queer; pero cada una en su terreno y ámbito.

Las mujeres y hombres transexuales hemos luchado y seguimos reivindicando la integración social y laboral del colectivo trans.

Por una atención sanitaria integral y desde la seguridad social, que garantice nuestra salud y no tengamos que hacer como antaño de poner en riesgo nuestra salud.
  Por la despatologización de la transexualidad y la exclusión en la Ley 3/2007 de 15 de Marzo, el contenido de “Disforia de Género”. Lo cual no quiere decir que rechazemos los tratamientos controlados por unidades multidisciplinares.







Todo lo expuesto me lleva a denunciar la manipulación de que somos objeto las personas transexuales desde distintas y opuestas corrientes políticas e ideologicas: Los que en el uso de sus libertades interpretan todo desde la teoría queer. Estamos de acuerdo en temas de salud, de integración, de despatologización, pero señores, no nos cuelguen el lema: NI HOMBRES, NI MUJERES. Porque si algo tenemos claro las personas transexuales es que deseamos ser mujeres y hombres, según el caso, y con todos los matices que nos diferencia como individu@s.
Por Mar Cambrolle
(link acà)




he ahì  una matiz dificil de interiorizar en las posiciones Queer. Yo acuerdo plenamente, inclusive no por separar aguas polìticas y de reivindicaciones entre temas y vivencias Queers y trans, pero el matiz, lo grisaceo del asunto y lo polìticamente aburrido del asunto, es que caminar juntos no implica que unxs alcen de upa a lxs otrxs. Y me refiero a que aquellas significaciones universales Queer o LGTBIQ (y agreguesè siglas a identidades que nadie encarna, a cuerpos que no estàn presentes la mayorìa de las veces, a cuerpos que nadie representa ni encarnamos ni codificamos como tales) pasan por alto sus reclamos pos-identitarios, el borramiento del binomio de gènero ("ni hombres ni mujeres: me gustan las personas" por tomar una frase de prefabricaciòn Queer bisexual) hace mucho màs complejo y por lo mismo no mucho menos interesante, el reclamo identitario de corporalidades , gèneros y sexualidades que a los ojos Queer son conservadoras: es decir,"Porque si algo tenemos claro las personas transexuales es que deseamos ser mujeres y hombres, según el caso, y con todos los matices que nos diferencia como individu@s."
y no se trata de volver a refundar el caro lema al feminismo màs duro y dogmàtico de que "la Biologìa es destino", sino de asumir que" el desacuerdo entre el sexo biológico y el sexo sentido, percibirse como hombre o mujer" no es una reafirmaciòn biologicista, excluyente y anquilosada sino de una identidad vivida como tal, en tèrminos de Mar Cambrolle "el deseo de que los demás así te perciban. "
La pregunta a las reivindicaciones Queer (y acà incluyo el trasfeminismo, el lesboqueer y demas posiciones pos ultra mega) es si con el deseo y la enunciacion alcanza para ser trans (gènero, sexual, travesti). Si con enunciar que pasamos de un gènero a otro alcanza, si con la empatìa Queer a lo trans es suficiente, representar la causa es vivenciarla como tal? ¿Enunciar que todxs somos trans nos vuelve trans en su intrìnseca enunciaciòn, sea proclama polìtica, buena intenciòn o ejercicio cotidiano?
por Martin Adrian De Mauro-Juliet Rucovsky o WalterEgo(Blog)
para CordobaTrans y polèmica en el bar 

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